En el período contemplado para los últimos 13.000 años a.p. se
han producido períodos aumentos y caídas de las temperaturas que
han durado siglos y milenios, lo que ha quedado reflejado en avances
y retrocesos de los glaciares, en las muestras de sedimentos de
océanos y mares; en los registros de polen tomados en turberas y en
madrigueras de roedores. El incremento de la temperatura durante los
últimos 20.000 años a.p. no ha sido lineal, habiéndose constatado
diversos períodos fríos y cálidos durante los últimos 12.000 años
a.p.
La información disponible permite constatar que los períodos de cambios de temperaturas que se ha definido en base a información obtenida en el hemisferio norte, especialmente la clasificación denominada Blytt-Sernander, la que tiene gran coincidencia con los períodos determinados por Vargas y Ortlieb. La escasez de trabajos disponibles ha dificultado la identificación de períodos similares en Chile con aquellos señalados por Alley para los últimos 2.000 años d.C. Una mención al respecto realizan Vargas y Ortlieb (1998) con relación a la etapa m denominada Pequeña Edad Glacial.
Cuadro N°2: Comparación método Blytt- Sermander y Vargas y Ortlieb
La gráfica anterior muestra coincidencia entre lo ocurrido en el hemisferio norte y en la vertiente occidental de la Cordillera de los Andes, del paralelo 18° S, en las siguientes fechas: 15.000 años a.p., 11.000 años a.p., 7.700 años a.p., 3.700 años a.p.y 1.800 años a.p. Se observa que no existe una correspondencia exacta entre ambas distribución de rangos climáticos en la finalización de las etapas, lo que ratifica que corresponden a fenómenos de alcance global.
La información disponible permite constatar que los períodos de cambios de temperaturas que se ha definido en base a información obtenida en el hemisferio norte, especialmente la clasificación denominada Blytt-Sernander, la que tiene gran coincidencia con los períodos determinados por Vargas y Ortlieb. La escasez de trabajos disponibles ha dificultado la identificación de períodos similares en Chile con aquellos señalados por Alley para los últimos 2.000 años d.C. Una mención al respecto realizan Vargas y Ortlieb (1998) con relación a la etapa m denominada Pequeña Edad Glacial.
Cuadro N°2: Comparación método Blytt- Sermander y Vargas y Ortlieb
Fuente: elaboración propia.
La gráfica anterior muestra coincidencia entre lo ocurrido en el hemisferio norte y en la vertiente occidental de la Cordillera de los Andes, del paralelo 18° S, en las siguientes fechas: 15.000 años a.p., 11.000 años a.p., 7.700 años a.p., 3.700 años a.p.y 1.800 años a.p. Se observa que no existe una correspondencia exacta entre ambas distribución de rangos climáticos en la finalización de las etapas, lo que ratifica que corresponden a fenómenos de alcance global.
La actividad científica a través de diversos métodos y
utilizando información provenientes de numerosas fuentes ha logrado
mostrarnos con certeza las variaciones climáticas que ha sufrido y
sufre el planeta, generando cambios en la distribución de los
ecosistemas y de las especies que los conforman en toda su superficie. El resultado de
numerosas investigaciones muestran que zonas que en la actualidad son
desiertos en épocas pretéritas han estado cubiertos de densa
vegetación; zonas donde en la actualidad existen océanos han sido
fértiles valles; en lugares que en el pasado han estado cubiertos de
gruesas capas de hielo en la actualidad es posible encontrar densos
bosques.
Es evidente que la temperatura del planeta se ha incrementado
desde que desaparecieron las gruesas capas de hielo que cubrían gran
parte del hemisferio norte hasta hace 12.000 años a.p.
aproximadamente. También ha ascendido el nivel de los mares,
cambiando el clima local en numerosos territorios. Desde el último
Máximo Glacial se han generado mejores condiciones para la vida
humana, sobre todo en el hemisferio norte, proceso que ha sido
gradual, permitiendo que durante miles de años. la flora y fauna se
adapte a las condiciones cambiantes. En otras zonas se ha producido
una constante aridización que explica el déficit de agua
constatable en la actualidad.
Hallazgos arqueológicos efectuados en Globekly Tepe (Turquía) y
Monte Verde (Chile) señalan que en los períodos más extremos que
se han dado en cada glaciación, han subsistido zonas con abundante
flora y fauna que no fueron afectadas por los hielos, donde, desde
tiempos muy anteriores al inicio del Holoceno, se mantuvo y ha
evolucionado el hombre primitivo. Estos territorios corresponden a
los trópicos y ambientes costeros cercanos a las zonas tropicales. Es probable que la interpretación
de la historia haya estado muy influida por la presencia de hielo en
Europa, Asia y Norteamérica, como también por la presencia de
desiertos en zonas que durante el último Máximo Glacial fueron
selvas y lugares con vegetación abundante.
Los cambios ocurridos en clima muestran un incremento en las
temperaturas medias del planeta, lo que para amplias zonas del
planeta explica la larga presencia de un “proceso de aridización”,
lo que ha generado cambios en la disponibilidad de agua, generando
sequías; el avance de los desiertos; en la disminución de la
capacidad de adaptación de algunas especies de animales y vegetales.
Los casos más evidentes corresponden a las especies del ártico,
como focas y osos polares, los que están perdiendo su hábitat
natural.
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