jueves, 16 de julio de 2015

RESULTADOS

En el período contemplado para los últimos 13.000 años a.p. se han producido períodos aumentos y caídas de las temperaturas que han durado siglos y milenios, lo que ha quedado reflejado en avances y retrocesos de los glaciares, en las muestras de sedimentos de océanos y mares; en los registros de polen tomados en turberas y en madrigueras de roedores. El incremento de la temperatura durante los últimos 20.000 años a.p. no ha sido lineal, habiéndose constatado diversos períodos fríos y cálidos durante los últimos 12.000 años a.p.

La información disponible permite constatar que los períodos de cambios de temperaturas que se ha definido en base a información obtenida en el hemisferio norte, especialmente la clasificación denominada Blytt-Sernander, la que tiene gran coincidencia con los períodos determinados por Vargas y Ortlieb. La escasez de trabajos disponibles ha dificultado la identificación de períodos similares en Chile con aquellos señalados por Alley para los últimos 2.000 años d.C. Una mención al respecto realizan Vargas y Ortlieb (1998) con relación a la etapa m denominada Pequeña Edad Glacial.

Cuadro N°2: Comparación método Blytt- Sermander y Vargas y Ortlieb


Fuente: elaboración propia.

La gráfica anterior muestra coincidencia entre lo ocurrido en el hemisferio norte y en la vertiente occidental de la Cordillera de los Andes, del paralelo 18° S, en las siguientes fechas: 15.000 años a.p., 11.000 años a.p., 7.700 años a.p., 3.700 años a.p.y 1.800 años a.p. Se observa que no existe una correspondencia exacta entre ambas distribución de rangos climáticos en la finalización de las etapas, lo que ratifica que corresponden a fenómenos de alcance global.

La actividad científica a través de diversos métodos y utilizando información provenientes de numerosas fuentes ha logrado mostrarnos con certeza las variaciones climáticas que ha sufrido y sufre el planeta, generando cambios en la distribución de los ecosistemas y de las especies que los conforman en toda su superficie. El resultado de numerosas investigaciones muestran que zonas que en la actualidad son desiertos en épocas pretéritas han estado cubiertos de densa vegetación; zonas donde en la actualidad existen océanos han sido fértiles valles; en lugares que en el pasado han estado cubiertos de gruesas capas de hielo en la actualidad es posible encontrar densos bosques.

Es evidente que la temperatura del planeta se ha incrementado desde que desaparecieron las gruesas capas de hielo que cubrían gran parte del hemisferio norte hasta hace 12.000 años a.p. aproximadamente. También ha ascendido el nivel de los mares, cambiando el clima local en numerosos territorios. Desde el último Máximo Glacial se han generado mejores condiciones para la vida humana, sobre todo en el hemisferio norte, proceso que ha sido gradual, permitiendo que durante miles de años. la flora y fauna se adapte a las condiciones cambiantes. En otras zonas se ha producido una constante aridización que explica el déficit de agua constatable en la actualidad.

Hallazgos arqueológicos efectuados en Globekly Tepe (Turquía) y Monte Verde (Chile) señalan que en los períodos más extremos que se han dado en cada glaciación, han subsistido zonas con abundante flora y fauna que no fueron afectadas por los hielos, donde, desde tiempos muy anteriores al inicio del Holoceno, se mantuvo y ha evolucionado el hombre primitivo. Estos territorios corresponden a los trópicos y ambientes costeros cercanos a las zonas tropicales. Es probable que la interpretación de la historia haya estado muy influida por la presencia de hielo en Europa, Asia y Norteamérica, como también por la presencia de desiertos en zonas que durante el último Máximo Glacial fueron selvas y lugares con vegetación abundante.

Los cambios ocurridos en clima muestran un incremento en las temperaturas medias del planeta, lo que para amplias zonas del planeta explica la larga presencia de un “proceso de aridización”, lo que ha generado cambios en la disponibilidad de agua, generando sequías; el avance de los desiertos; en la disminución de la capacidad de adaptación de algunas especies de animales y vegetales. Los casos más evidentes corresponden a las especies del ártico, como focas y osos polares, los que están perdiendo su hábitat natural.


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