Zona Centro 30° a 42°
Sabemos que en el último Máximo Glacial el límite de las nieves eternas se ubicó muy por debajo del límite actual, pudiendo situarse dicha línea para los Andes Centrales de Chile alrededor de la cota 1.000 msnm. Según esta descripción, solo las zonas de Chile central marcadas en verde y amarillo en el mapa topográfico de Chile habrían quedado descubiertas de hielo. En la zona norte habría quedado descubierta de hielo la franja roja cercana y paralela a la costa.
De acuerdo con Mardonez et al (2005), durante la última
glaciación y hasta una edad aproximada de 14.600 años a.p., al
norte de los 42ºS, en todo Chile Central, la Cordillera de los Andes
estaba invadida por glaciares de circo, de valle y de piedemonte, los
que llegaban hasta los pies de la Cordillera de la Costa.
Los mismos autores indican que al sur de los 25° S, un registro de polen preservado en paleomadrigueras de Quebrada del Chaco (25° 30’ S) indica que la principal fase pluvial fue más temprana, entre 25.000 y 15.000 años a.p., y de lluvias invernales (vientos del oeste). La fase entre 13.800 y 9.500 años a.p. está presente, pero sólo a mayor altura (3.500 msnm).
En 1956 Schmithüsen sostuvo que los bosques subtropicales actuales de Chile (relictos de neblina, Bosque Esclerófilo y Bosque Valdiviano) tuvieron un origen común a partir de las floras neotropicales terciarias (Villagrán e Hinojosa. 2005). De acuerdo con estos mismos autores las relaciones Valdivianas generalizadas que exhibe la flora relictual del norte de Chile, sugieren su pertenencia a una comunidad antigua y con amplio rango geografico en el litoral de Chile, probablemente descendiente de los linajes terciarios que ocuparon el subtrópico de Sudamérica durante el Neógeno. Sin embargo, la fragmentación y restricción actual de la comunidad a las cimas de los cerros costeros sería una consecuencia de la desertización de los subtrópicos en el Plio-Pleistoceno, especialmente durante los repetidos interglaciales cálido - secos del Cuaternario.
Los bosques deciduos de roble (Nothofagus obliqua) y la vegetación altoandina, actualmente aislados en las cimas de la Cordillera de la Costa de la región central, serían el resultado del ascenso altitudinal postglacial de estas formaciones, las cuales habrían estado en el Valle Longitudinal durante las edades glaciales. Así lo sugiere el único registro polínico glacial publicado por Heusser en 1990, tomado de Laguna de Tagua Tagua (34° 30’S). Este registro documenta una vegetación dominada por Nothofagus y Coníferas, entre 43.000 y 10.000 años a.p., en contraste con la vegetación más árida y dominada por herbáceas que caracteriza al Holoceno de Chile Central (Villagrán e Hinojosa. 2005).
Sabemos que en el último Máximo Glacial el límite de las nieves eternas se ubicó muy por debajo del límite actual, pudiendo situarse dicha línea para los Andes Centrales de Chile alrededor de la cota 1.000 msnm. Según esta descripción, solo las zonas de Chile central marcadas en verde y amarillo en el mapa topográfico de Chile habrían quedado descubiertas de hielo. En la zona norte habría quedado descubierta de hielo la franja roja cercana y paralela a la costa.
Mapa Topográfico de Chile |
Los mismos autores indican que al sur de los 25° S, un registro de polen preservado en paleomadrigueras de Quebrada del Chaco (25° 30’ S) indica que la principal fase pluvial fue más temprana, entre 25.000 y 15.000 años a.p., y de lluvias invernales (vientos del oeste). La fase entre 13.800 y 9.500 años a.p. está presente, pero sólo a mayor altura (3.500 msnm).
En 1956 Schmithüsen sostuvo que los bosques subtropicales actuales de Chile (relictos de neblina, Bosque Esclerófilo y Bosque Valdiviano) tuvieron un origen común a partir de las floras neotropicales terciarias (Villagrán e Hinojosa. 2005). De acuerdo con estos mismos autores las relaciones Valdivianas generalizadas que exhibe la flora relictual del norte de Chile, sugieren su pertenencia a una comunidad antigua y con amplio rango geografico en el litoral de Chile, probablemente descendiente de los linajes terciarios que ocuparon el subtrópico de Sudamérica durante el Neógeno. Sin embargo, la fragmentación y restricción actual de la comunidad a las cimas de los cerros costeros sería una consecuencia de la desertización de los subtrópicos en el Plio-Pleistoceno, especialmente durante los repetidos interglaciales cálido - secos del Cuaternario.
Los bosques deciduos de roble (Nothofagus obliqua) y la vegetación altoandina, actualmente aislados en las cimas de la Cordillera de la Costa de la región central, serían el resultado del ascenso altitudinal postglacial de estas formaciones, las cuales habrían estado en el Valle Longitudinal durante las edades glaciales. Así lo sugiere el único registro polínico glacial publicado por Heusser en 1990, tomado de Laguna de Tagua Tagua (34° 30’S). Este registro documenta una vegetación dominada por Nothofagus y Coníferas, entre 43.000 y 10.000 años a.p., en contraste con la vegetación más árida y dominada por herbáceas que caracteriza al Holoceno de Chile Central (Villagrán e Hinojosa. 2005).
Fuente: Armesto et al. 1994 |
Según lo señalado por Armesto et al. (1994) durante la
glaciación, los bosques templados se restringieron a laderas
protegidas de la Cordillera de la Costa, especialmente entre los 37°
y los 40° Sur. Esta área correspondería a la región donde hoy se
encuentra la mayor diversidad de tipos de bosques.
Según los mismos autores, el área de refugio más importante se encuentra en la Cordillera de Nahuelbuta y sectores costeros, entre los 37°- 39°S. La distribución actual de especies y géneros endémicos da cuenta de las áreas donde el bosque sobrevivió las eras glaciales. (ver gráfico a la derecha)
Al finalizar la última glaciación, hace unos 10.000 a 12.000 años a.p., el bosque templado se expandió progresivamente a partir de los refugios glaciales hasta ocupar los rangos distribucionales actuales. La dirección de esta dinámica de expansión de los bosques fue desde Chile centro-sur hasta la Tierra del Fuego, y desde la costa a la Cordillera de Los Andes. Este proceso de expansión ha sido especialmente activo en los últimos 2.000 a 3.000 años. (Armesto et al, 1994).
Entre los registros mejor conocidos en Chile central se encuentra el estudio paleopalinológico de Tagua Tagua (34° 30’S). Este es uno de los pocos registros paleoecológicos continentales en Chile que abarca más de 50.000 años de manera continua. Destaca la presencia de polen de Nothofagus tipo dombeyi y N. tipo oblicua entre 50.000 y 35.000 años a.p. y 28.000 y 11.500 años a.p. Esto sugiere condiciones considerablemente más frías y húmedas que las actuales, contrastando con los lapsos entre 35.000 y 28.000 años a.p. y los últimos 10.500 años, en los cuales disminuyen los taxa arbóreos, siendo reemplazados por quenopodiáceas y gramíneas (CONAMA. 2005)
De acuerdo con lo señalado por CONAMA (2005), en base a los trabajos de varios autores, es posible distinguir fluctuaciones climáticas para el sector de laguna de Aculeo, a saber:
Según los mismos autores, el área de refugio más importante se encuentra en la Cordillera de Nahuelbuta y sectores costeros, entre los 37°- 39°S. La distribución actual de especies y géneros endémicos da cuenta de las áreas donde el bosque sobrevivió las eras glaciales. (ver gráfico a la derecha)
Al finalizar la última glaciación, hace unos 10.000 a 12.000 años a.p., el bosque templado se expandió progresivamente a partir de los refugios glaciales hasta ocupar los rangos distribucionales actuales. La dirección de esta dinámica de expansión de los bosques fue desde Chile centro-sur hasta la Tierra del Fuego, y desde la costa a la Cordillera de Los Andes. Este proceso de expansión ha sido especialmente activo en los últimos 2.000 a 3.000 años. (Armesto et al, 1994).
Entre los registros mejor conocidos en Chile central se encuentra el estudio paleopalinológico de Tagua Tagua (34° 30’S). Este es uno de los pocos registros paleoecológicos continentales en Chile que abarca más de 50.000 años de manera continua. Destaca la presencia de polen de Nothofagus tipo dombeyi y N. tipo oblicua entre 50.000 y 35.000 años a.p. y 28.000 y 11.500 años a.p. Esto sugiere condiciones considerablemente más frías y húmedas que las actuales, contrastando con los lapsos entre 35.000 y 28.000 años a.p. y los últimos 10.500 años, en los cuales disminuyen los taxa arbóreos, siendo reemplazados por quenopodiáceas y gramíneas (CONAMA. 2005)
De acuerdo con lo señalado por CONAMA (2005), en base a los trabajos de varios autores, es posible distinguir fluctuaciones climáticas para el sector de laguna de Aculeo, a saber:
- Una fase de aridez severa (con ausencia de polen y presencia de evaporitas) ha sido documentada entre más de 7.500 y 5.700 años a.p.
- Un aumento paulatino de la humedad ocurrió a partir de los 5.700 años a.p., con aparición de taxa arbóreos y acuáticos.
- El registro indica que el clima mediterráneo actual fue establecido en torno a los 3.200 años a.p., momento en el cual el lago llega a su nivel actual. Sin embargo, este período además está caracterizado por fluctuaciones fuertes y persistentes tanto en la sedimentología como en el influjo (la tasa de acumulación) de polen atribuidos a grandes eventos de El Niño.